viernes, 27 de marzo de 2020

Ruth Harf



Hola queridos y queridas colegas y amigos:
Esta vez quiero contactarme con ustedes, equipos directivos,  supervisivos y docentes, para compartir una serie de pensamientos que han ocupado mi cuarentena estos últimos días.
Hay dos cosas que no quiero hacer: una es darles indicaciones sobre cómo tomar decisiones preventivas frente al coronavirus: hay mucha información y muy clara proveniente de fuentes oficiales.
La segunda cosa que no deseo hacer es hacerles sugerencias acerca de cómo mantener la continuidad pedagógica de nuestros alumnos y estudiantes. También hay mucha información oficial y fidedigna al respecto.
Lo que en este momento me interesa es ver cómo se ponen de manifiesto algunas variables, palabras, ideas o conceptos en la relación, desde siempre compleja, entre directivos y docentes. 

Palabras que se me cruzaron: 
Apoyos: ¿Qué tipo de apoyos necesitan los docentes a mi cargo en estos momentos? Esencialmente es “estamos juntos”, nos apoyamos entre todos”
Tiempos: ¿qué pasa con los tiempos?, los reales y objetivos, los sentidos y subjetivos, los individuales y colectivos, los singulares y compartidos. ¿Los manejamos o nos dejamos manejar por ellos? ¿Podemos manejarlos, organizarlos, disfrutarlos o sentirnos aplastados por esos mismos tiempos?
Transferencias: ¿cómo transferir a los docentes estados de ánimo positivos (no delirantes ni fantasiosos) 
Incertidumbre: En un tiempo más impredecible que nunca, donde día a día se escuchan frases como “por ahora”, “veremos”, “a medida que pasen las horas y días se verán las decisiones a tomar”. ¿Cómo hacer para no dar garantías sin caer en el abismo del “no te preocupes, no va a pasar nada”?
La percepción de un estado ignorado y amenazante no es broma, pero tampoco debería dar lugar a una parálisis.
Ansiedad: emparentada con angustia es un acompañante casi constante en épocas donde el futuro no se logra vislumbrar con nitidez y claridad. ¿Cómo hacer para comprenderla, sin dejarse atrapar por ella?
Hábitos y rutinas: son los que permiten organizar la vida de chicos y adultos. Sabemos cómo se han instalado a lo largo de la vida de cada uno. ¿Cómo hacer para instalar nuevos hábitos y rutinas? ¿Cómo hacer para valorarlos adecuadamente y no percibirlos solamente como algo negativo y desesperanzador?
Convivencia: Este vivir con otros se ha apoyado esencialmente, en los ámbitos escolares como convivencia que implicaba la presencialidad. Encuentros de cuerpos, de ojos, de manos, etc. ¿Cómo hacer para valorar otros modos de ponerse de manifiesto la convivencia (el vivir con otros) en momentos actuales?

Estos términos, conceptos, etc, nos llevan a pensar la realidad, a pensarnos a nosotros y a los otros de diferente manera.
Apoyos: es apoyar desde la escucha, la comprensión, es comprender la distancia que puede existir en nuestros docentes entre el “debo” y el “puedo”. Es habilitar espacios (virtuales) para que manifestar estos estados afectivos no se vea trabado por sensaciones de “de esto no se habla”. Evidentemente no implica un apoyo que corresponde a otros profesionales de la salud, especialmente psicólogos y psicoanalistas. 
Tiempos: Ya sabemos que los tiempos tienen características relativas. Aprender a escuchar en los tiempos de los Otros es un gran ejercicio. Comprender que algunos disfrutan el paso del tiempo y otros sienten que los aplasta nos lleva a pensar en que debemos apoyar a los otros desde su propia percepción y no siempre desde la de cada uno de nosotros. Insisto en el escuchar, comprender, valorar y no juzgar. 
Transferencias: Ayudar a comprender que se transfiere demasiado fácilmente e inconscientemente los propios estados de ánimo. Ayudar a diferenciar en el amplio abanico de estados de ánimo que se pueden transferir, se desee hacerlo o no. Ayudar a comprender hasta qué punto es el Otro receptor de nuestros estados afectivos y hasta qué punto nos esforzamos en apoyar la aparición y sustentación de estados afectivos que nos ayuden y ayuden a otros a abordar adecuadamente la situación que estamos transitando.
Incertidumbre: Si nunca pudimos dejar de lado la existencia del a incertidumbre, es en estos tiempos donde se agudiza su incidencia en nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Respuesta a ella: ¡¡pocas!! La más importante es “todos juntos aprenderemos lo que no sabemos” “todos juntos iremos afrontando los obstáculos que se nos presenten” y la más importante: “No estamos solos”.
Ansiedad: Ansiedad que puede transformarse rápidamente en sensación de impotencia e imposibilidad. ¿Qué hacer? Rescatar todo lo que sí se puede, recuperar todo lo que se está haciendo en forma colectiva y colaborativa. Estar juntos y compartir. Abrir “círculos de amigos, conocidos y colegas” no sólo para ver qué se planifica sino también para compartir estados afectivos; sentirse acompañados es la regla de oro en la actualidad.
Hábitos y rutinas: La necesidad de organizar y reorganizar la vida laboral y personal es esencial. Preguntas que se pueden hacer: ¿cuáles de las rutinas y hábitos siguen siendo útiles al día de hoy? ¿cómo abandonarlas? ¿cuáles son nuevas y buenas para pensar, construir e implementar?
Convivencia: Vivir siempre fue vivir con otros y hoy no es vivir sin los otros. La pregunta de hoy es ¿cómo hacemos para vivir con otros con los que no convivimos presencialmente?  ¡¡Y muchos son los puentes que se pueden tender!! Puentes que ya existían y puentes que se pueden imaginar, construir y tender.

¡Que nadie ni nada nos podrá hundir si estamos juntos y unidos!
Es decir, queridos directivos y supervisores: entre ustedes la principal tarea es hacer sentir a sus docentes que somos un cuerpo colectivo, que nadie está solo, ¡¡ni personal ni laboralmente!!  Es crear espacios para alojar los estados del otro y también los nuestros.

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